La ignorancia de los años mozos nos hace victima de nuestra propia actitud. es preciso vivir para madurar y darnos cuenta de que ciertos comportamientos, que ayer sirvieron para llenar el ego efimero de la edad prematura, hoy nos transforman en seres vacios y sin conceptos si no logramos llegar al meollo de lo realmente importante en este lugar.
Son estos razonamientos parte de este ciclo de crecimiento que debe cumplir cada individuo, y corresponde, ademas, al resultado de una actitud que en su momento resulto algo bochornosa para mi. Ahora ya no, porque logre aprender la leccion.
Debia tener unos dieciseis o diecisiete años de edad, no recuerdo con exactitud. Era yo una joben algo presumida y en ocasiones llegue a ser un tanto arrogante, quizas por la etapa de inseguridad que se vive a esta edad, pues puedo asegurar que no fue ni es hoy parte de mi naturaleza.
Mi devocion por los dulces me llovo a una farmicia donde compre uno de los que para la epoca era uno de mis favoritos( los tres mosqueteros) quizas por las aventuras que me hicieron vivir los dos libros del mismo nombre. Recuerdo que pague la golocina con un billete del que solo me sobraban dos moneditas de la mas baja denominacion que entonces circulaba. A pasar de que todabia se usaban, ya nada costaba una de ellas.
Me teriraba sin tomarlas cuando la señora que me atendio se percato de mi olvido y me recordo la presencia de las invalidas monedas. las tome con desinteres, me dirigi al zafacon y las deje caer.
Esa actitud aberrante, por demas, sorprendio de tal manera a la señora que no se privo de abordarme. S us palabras fueron letales para mi. Me miro con severidad,y fija en mis ojos me dijo: "El dinero no se bota ni se rompe, eso es malo". No recuerdo haber sentido tanta verguenza antes de ese momento.
El filo de estas palabras se hizo grave en mi al ver que justo al lado de la caja registradora habia una alcancia destinada a niños huerfanos. No rescate las monedas, pero aprendi la leccion, aunque no fue sino años mas tardes que saque el mejor razonamiento de este episodio y hoy vivo en funcion del mismo.
comprendi que por mas pequeña que pudiera ser esta maneda, en el momento que la saque de sirculacion hice a mi pais un poco mas pobre y reste poder atquicitivo a algun dominicano.
actuar con orgullo nos averguenza luego de que comprendemos lo petulante que fuimos. Si bien es sierto que perdi dos monedas, gane una experiencia de vida invalorable.
lunes, 7 de junio de 2010
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