La vida de alguien puede cambiar en cuestiones de segundo, siendo un movimiento brusco o una palabra el detonador de este cambio.
Hace ya mucho tiempo que ando demandando un giro en mi vida que me haga sentir fuera del monótono rodar que incluye despertar, vivir la faena diaria y volver a soñar, para luego aplicar la misma receta horas mas tarde.
El cambio estuvo a punto de efectuarse hace ya algunos días, pero no de la forma esperada. Y era mi país el que me proporcionaría aquello que tanto pedía pero que no era exactamente lo que deseaba.
Soy parte de una sociedad que mas que esto parece una mina, a juzgar por las "joyas" que de ella emanan.
"joyas" oscuras que amenazan con opacar la luz creciente de aquellos que somos elementos claves del futuro de una nación que necesita de los que somos capaces de cooperar y estamos dispuestos a hacerlo en pro de un lugar mas justo para las futuras generaciones.
Estas lineas, paradojicamente, se deben al mismo hecho que estuvo a punto de fulminar a quien hoy las escribe.
La avenida Hermanas Mirabal se convirtió en el escenario donde dos sujetos, que ni si quiera alcanzan la mayoría de edad, armados con pistola y puñal en manos, amenazaron con quitarle la vida a dos jóvenes que, a diferencia de ellos, pertenecen a la dinámica económica y social que hace funcionar este pedazo de isla.
Dos jóvenes universitarias, hijas, hermanas, novias y futuras madres, amigas, compañeras, clientes, en fin, dos ente social a punto de sucumbir gracias a un sistema que ni si quiera es capaz de proteger a aquellos que les proporcionan beneficios.
Esta es la misma sociedad que nos exige, nos quita, nos somete. Es creadora de su propio mal. Producto de un sistema educativo deficiente, de familias desmembradas, de una seguridad social inoperante y un cuerpo judicial corrompido.
Si, este es mi país. El mismo que nos tuvo hasta pasada la media noche completando averiguaciones y que dos días mas tarde y de forma descarada y tras puertas serradas, en voz de un oficial encargado del caso nos aconsejo "dejar eso así".
¡Que alentador, ellos nos cuidan! Si, es cierto. Para que perder tiempo y dinero, como enfatizo el nombrado oficial, en someter a dos delincuentes si lo peor que pudo haber pasado, de salir las cosas mal, era perder la vida?
pensándolo bien, gran cosa, no?
jueves, 22 de julio de 2010
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